La semana pasada en ocasión de la segunda parte de la clase MENOS ES MÁS… Y MÁS QUÉ ES?, La problemática del Edificio en Altura en el SXX tuvimos la oportunidad de analizar el complejo mundo en el que vivimos hoy en día en las grandes ciudades y cómo la arquitectura y el urbanismo son un reflejo de nuestra sociedad actual muy diversa, compleja y por momentos caótica.
Quizás por eso durante el fin de semana estuve recordando mucho esta película de ciencia ficción de 1984 dirigida Ridley Scott, protagonizada por Harrison Ford, Rutger Hauer, Sean Young y Daryl Hannah y con música de Vangelis.
La historia está ambientada en la ciudad de Los Angeles en el año 2019, osea un futuro no tan lejano para nosotros hoy en día. Allí el personaje de Rick Deckard (Harrison Ford), un Blade Runner retirado, vuelve al trabajo para dar caza a un grupo de replicantes peligrosos. Los Blade Runner son un cuerpo de policía que da caza a los replicantes, seres creados por la ingeniería genética, después de que un grupo de ellos se amotinaran en una ocasión y asesinaran a todos los civiles que se encontraban por su camino.
Pero más allá de la historia lo que me resulta sumamente atractivo de esta película es su relación con la arquitectura y el urbanismo.
La representación de Ridley Scott del contexto urbano tiene más que ver con el presente actual que con la época en la que Blade Runner fue realizada. El futuro de Blade Runner no es un futuro de formas elegantes y minimalistas, tecnología fiable y maquinaria espacial, sino de máquinas de tarjetas de crédito, vídeo-teléfonos y cadenas de restaurantes de fideos chinos, todo lo cual existe hoy en día. Lo que convierte a Blade Runner en especial es el retrato de nuestro futuro basado en la arquitectura del pasado.
El eclecticismo con que se seleccionaron las fuentes de inspiración para diseñar el escenario es uno de los factores claves para incluir Blade Runner en la mitología de la postmodernidad. Ridley Scott afirma que la escenografía urbana se creó en base a un conjunto de inquietantes imágenes: Edward Hopper en pintura, el skyline de Hong Kong por la noche, Nueva York, los paisajes industriales de Tyneside y Teesside de la infancia del propio Scott, y, con toda claridad, la película Metrópolis, de Fritz Lang.
La ciudad está compuesta por una arquitectura ecléctica que va desde la utilización de los órdenes clásicos (utiliza el reflejo de la antigüedad greco romana como recordatorio de un pasado perfecto), edificios monumentales que se asemejan a las pirámides egipcias y los bloques de apartamentos se asemejan a estructuras mayas.
Ridley Scott va aún más allá y decide ambientar la acción en diferentes edificios de patrimonio histórico de la propia ciudad de Los Angeles. Son sobretodo dos los que más destacan, la Ennis House de Frank Lloyd Wright que sirve como vivienda del protagonista Rick Deckard y los Almacenes Bradbury, residencia también de otro de los personajes de la historia.
En relación a ésto les dejo este enlace a un artículo publicado en un blog de arquitectura dónde analizan estos aspectos del film acompañado de algunas imágenes y vídeos.
http://www.quadraturaarquitectos.com/blog/index.php/2013/04/una-arquitectura-distopica-blade-runner/
También les dejo este otro enlace para ver un video sobre cómo se lograron hacer estos escenarios en una época donde la digitalización a la cual el cine contemporáneo de acción y ciencia ficción nos tiene tan acostumbrados no era posible.
A los que aún no vieron Blade Runner les recomiendo que lo hagan ya que más allá de todo lo que les he comentado es un excelente clásico del cine que nos hace reflexionar sobre cómo se veía hace ya casi 30 años el futuro que hoy en día estamos comenzando a vivir como presente.
Arq. Federico Negroni
Profesor Adjunto Historia III
Cátedra PERNAUT
FADU – UBA